jueves, 17 de julio de 2008

La típica descarada que se desnuda


Inocente pequeña arribista enceguecida por el universo de las apariencias y manipulada por un escritor sexópata, Ludivine Sagnier abraza una vez más el papel de la seductora fatal en Una mujer partida en dos, de Claude Chabrol, y esto la sorprende.

"Cuando comencé en el teatro, me hacían hacer los papeles de la mucama. No entiendo por qué, desde entonces, me imaginan como tal. Mi físico es muy convencional. No bien me maquillo me convierto en calabaza. Algún día se darán cuenta de que es nada más que una pose".

De todos modos, desde su primer papel importante en 2000, en Gotas que caen sobre rocas calientes, Sagnier se impone como una rubia traviesa. Epoca de intrepretar a una malvada en Ocho mujeres, a una sexy en La piscina y a una tentadora lolita en La pequeña Lili, de Claude Miller. "Terminaron por proponerme nada más que papeles acordes a esta imagen. Hice una pausa y rechacé todas las ofertas de la típica descarada que se desviste".

Nacida en 1979, con un padre que se desempeñaba como alto funcionario, Ludivine Sagnier debutó a los 9 años en Les maris, les femmes, les amants (Maridos, mujeres, amantes), de Pascal Thomas. Y todo fue de casualidad. "Había acompañado a mi hermana Delphine a un casting y me contrataron a mí..." recuerda. Sagnier hizo cursos de teatro en Sevres, en el conservatorio de Versalles, interpretó obras de Oscar Wilde y participó de varias películas para la televisión y trabajos chicos para el cine, además de doblajes (la voz francesa de Natalie Portman en El perfecto asesino de Luc Besson, por ejemplo).

Lanzada realmente por Ozon, su Pigmalión, encarnó desde entonces al hada Clochette en un Peter Pan americano y comenzó luego "a envejecer en el cine, a quemar las pistas". Hizo de sonámbula en Une aventure, de Xavier Giannoli, de pícara enamorada fallecida en Les chansons d'amour, de Christophe Honoré. La veremos también en la reaparición de Un secreto, de Claude Miller, en donde interpreta a una esposa judía abandonada.

Actualmente filma L'ennemi public nø 1, de Jean-Fran»cois Richet, una película sobre Mesrine, en donde hace de Sylvia Jeanjacquot, última compañera del truhán. "Interpretar a la mujer de un gángster es como ser ¡un fantasma! Yo la veo como una mujer cariñosa y abnegada, que está muy expuesta a la hostilidad de gente que está fuera de la ley (...) No deseo juzgarla sino ser sincera...".

Sus directores elogian su moral, su sacerdocio. Sagnier confiesa que su temperamento es el de "un pequeño soldado. Si caigo, me levanto, y siempre creo en las cosas". A Sagnier le encanta, según admite, sentirse "como sacudida por la mirada de un cineasta". Elige sus papeles con exigencia y rechaza la idea de tener demasiados proyectos.

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